jueves, 26 de mayo de 2016

Lujuria Lesbica




__ Ceinub me vuelves loca, no sé cómo pude soportar todo este tiempo. Tus senos son tan deliciosos. Podría mamarte toda la noche.__  decía mientras yo solo podía gemir aún más al oír sus palabras. Mis pezones estaban tan hinchados, que con solo soplarlo provocaba en mis espasmos de placer. Continúo descendiendo hasta llegar a mi vientre. Allí se detuvo brevemente para besarlo suavemente. Continuo bajando lamiendo mi depilado monte de venus. Separo mis piernas para tener completo acceso a mi empapada vagina. Mi clítoris vibraba de placer y deseo. Deseaba su lengua sobre él. Moría por ser devorado por aquella boca pintada de rojo carmesí. Suavemente continúo lamiendo mi orificio. Penetraba su lengua dentro de mí haciéndome retorcer de placer. Me sujeto por las caderas ya que no podía parar de moverme. Entonces subió a mi clítoris apretándolo entre sus labios lo chupaba con fuerza. Oh que rico sentía. Le apreté la cabeza contra mi deseaba hundirla en mi vagina. Ella chupaba y halaba mientras yo jadeaba como una perra. Movía su lengua de un lado a otro sobre mi clítoris.  Sentir su lengua tibia me descontrolaba. Metió sus dedos dentro de mí. Yo solo gemí. Comenzó a moverlos, como si quisiera encontrar algo perdido. Después de unos segundos de búsqueda, sentí como sus dedos acariciaban algo dentro de mí que nunca nadie había logrado encontrar. Era mi punto G, sus movimientos se intensificaron, masajeaba y chupaba a la vez mi rojo clítoris. Provocándome fuertes contracciones pélvicas. Empecé a gemir y gemir, no podía parar. Sentir su lengua y sus dedos moverse rítmicamente en mi húmedo e hinchado sexo, la imagen de mi clítoris dentro de su boca y sus labios apretándolos mientras me miraba fijamente me hacía revolcarme de placer. Entonces de tanto disfrute me corrí en su boca llenándola de tanta lubricación a lo que ella gustosa tragaba cada gota que salía de mi sexo.
__ Ahora es mi turno preciosa__  le susurre.  La agarre por la cintura apretándola contra mí.  Permanecimos así por unos segundos.  Mirándonos fijamente,  sentía como si ella deseara decirme con sus ojos todo lo que llevaba reprimido por tantos años.  Le sostuve su rostro entre mis manos y comencé a besarla suavemente.  El olor de su caro perfume me calentaba la sangre. Comencé a lamer su delicado cuello. Que mujer más exquisita era ella. Pase la lengua por sus oídos, deteniéndome a chupar sus orejas. Pronto comenzó a retorcerse.  Entre besos,  mordiscos y chupeteadas fui poco a poco encendiendo su pasión. Era momento de continuar llegue a sus pechos, a los que solo les faltaba pedir a gritos que me detuviese en ellos.  Así lo hice. Bese suavemente cada parte de sus ricas tetas.  Chupe y lamí hasta hacerla enrojecer.  Por fin llegue a sus pezones.  Oh me sentía en la gloria.  Tenerlos en mi boca y poder chuparlos y mordisquearlos era sublime.  Su sabor, su suave textura.  Sentir como se endurecían y agrandaban más y más, mientras ella gemía y jadeaba  de placer me torturaba.
En ese preciso momento algo se apodero de mí.  Baje rápidamente hasta su cálido sexo. El cual se abría para mi listo a recibir cada una de mis caricias.  Sin demora acerque mi boca a su rosado clítoris, que ya estaba tiritando por mí,  lo metí por completo en mi boca. ¡Ohh¡ me excite de sobremanera al hacerlo.  Saboreé su delicado sexo una y otra vez.  Marcela empezó a estremecerse de placer.  Tenía que apretarla con fuerza para no dejar salir nada de mi boca.  Su vagina me hipnotizo a tal punto de no escuchar   sus gritos y gemidos ensordecedores.


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lunes, 2 de mayo de 2016

Como saber si tu hombre te utiliza


No conoces nada de su mundo

No conoces a sus padres
No conoces a sus Amigos
No sabes ni siquiera el nombre de su ex
Jamás te ha llevado a su apartamento o casa
No sabes a ciencia cierta donde queda su trabajo
Cuando sales con él, siempre evita saludar a personas que conoce, así no tendrá que presentarte.
No le interesa conocer a tu familia, aduciendo que no es tiempo.
No quiere saber de tus amigos o amigas. Según  él no le gusta ser observado ni mucho menos el escrutinio  de nadie.

Si lo invitas a fiestas  de amigos, reuniones familiares o cualquier cosa que involucre el conocer a tus seres queridos o cercanos, siempre tiene una excusa para no ir.

Aprende a conocer sus mentiras y falsas promesas.

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sábado, 30 de abril de 2016

Lujuria Escrita: la caliente vida de Cenub

La  novela trata sobre la vida de una mujer común y corriente Ceinub.  A quien la vida le pone diferentes pruebas. todas ellas en el plano erótico y sexual. Se vera envuelta en diferentes relaciones. cada una de ellas mas morbosa que la anterior. La vida le dará la oportunidad de disfrutar la compañía de hombres y mujeres. Al punto de no saber que elegir. 
Es una trama de fuertes escenas. esta escrita sin tapujo alguno. en donde el misticismo, la pasión desenfrenada estarán presentes.
Aquí les dejo un pequeño fragmento de esta novela se el o la primera en disfrutarla. 

Será que  estoy loca y  no pienso con claridad. Te amo, estoy perdidamente enamorada de ti y no me importa que quieras a otra, sé que con mi amor lograré borrarla  de tu mente.
Marcos te deseo demasiado, pienso en ti  día y noche, me excito de solo imaginarte cogiéndome,  haciéndome tuya, nunca he estado con nadie, y quiero que seas el primero, seas el único. Deseo  sentir tu lengua por todo mi cuerpo, mientras estas dentro de mí. Hazme gemir; quiero sentir tu pene taladrando mi vagina. Quiero que  me hagas correr, hazme tuya, deseo pronunciar tu nombre y sentir tu aliento sobre mi piel. Necesito   devorar tu cuerpo. Muero por saborearte. Ansió  te corras en mi boca. No dejare ninguna parte de ti sin besar. Seré tu esclava. Dame  la oportunidad.
 Recuerdo claramente la atrevida carta de amor que le escribí a Marcos. Un compañero de curso en la universidad del cual estaba perdidamente enamoraba. Deseaba tanto conquistarlo que se me ocurrió escribir una porno declaración de amor. Mi objetivo era que la imagen de amiga pura y casta que tenia de mi fuera reemplazada por la de  una mujer decidida a realizar cualquier fantasía que pasara por su mente. Al día siguiente de haber leído mi carta  Marcos me invito a su casa. Quería  pasar la tarde conmigo. Lo  cierto era que aquel hombre solo quería comprobar que tanto de lo que había escrito era capaz de hacer o dejarme hacer. Estando en su casa me empezó a besar. Sus  manos entraron dentro de mi ropa, pude sentir como desabrochaba mi sostén. Levanto  mi camisa y empezó acariciar, besar y chupar mis pezones de forma frenética. Cuanto gozo  en ese momento no supe que hacer. Esas  sensaciones eran nuevas para mí. El  calor de su lengua y la forma en la que presionaba mis senos me hacía estremecer. No  paso mucho hasta que comencé  a gemir. No  quería pero era involuntario, Al escucharme, se apresuró a quitar mis pantalones del camino, no sé cómo ni cuándo, me despojo de ellos, solo recuerdo dejó mis pechos a un lado bajando de manera lenta, pero firme hasta el interior de mi entrepierna tomando mi sexo en su boca, succionando sin medidas. A  partir de ese instante perdí la razón, la conciencia, mi mente se elevó a otro lugar. Continuaba con sus lengüetazos, chupaba mi clítoris sin parar y comenzó a hincharse, estaba toda mojada, se levantó y con una estocada certera me robo mi inocencia, entraba y salía, entraba y salía solo me quedaba jadear de placer. A cada momento sus arremetidas eran más intensas. Apretaba mis senos con dureza. Se inclinó hacia mí, metió un pezón en su boca y empezó a succionar, lamer, mordisquear. Yo jadeaba, gemía, me revolcaba de placer. No  podía detenerme. Mi boca estaba seca, se me escapaba el aliento. Cuanto placer me proporcionaba en cada estocada. Seguía entrando y saliendo. Lamia mis senos, primero uno luego el otro. Empecé a gritar, estaba muerta de deseo. Lo apreté contra mí. Una ola de calor recorrió mi cuerpo centrándose en mi centro de fuego, logrando un clímax alucinante. 
 Así pasaron los días, mi amor por el crecía cada vez más, tristemente ese no era su caso. Lo  cierto era que ese atrevido hombre no perdía la oportunidad para saciar sus deseos. Cualquier  lugar era bueno, era excitante, debía ser explorado. Yo  como toda mujer complaciente obedecía cada uno de sus caprichos. Una mañana en particular mientras caminábamos por los pasillos de la facultad, el noto que había un salón de ciencias vacío, y estaba abierto, me lanzo aquella mirada y tomándome por el brazo, me hizo entrar. Rápidamente  me subió el vestido, a él le fascinaba que los usara, decía que eran prácticos y sexy. Nos  empezamos a besar el bajo su cremallera y lo que prosiguió era sublime, el morbo y erotismo se hicieron presentes. Escuchar  su tono de vos grave y a la vez nervioso ya que alguien podía encontrarnos, sus manos apretaban mi cuerpo contra el suyo, el disfrutaba mucho de tocar mis glúteos, ya que son grandes y firmes, le gustaban a tal punto que varias veces había tenido que esquivar uno que otro intento de hacerse de él.
Cada  día éramos más unidos. Lográbamos  una gran compenetración. Sin embargo no vi venir lo que una noche sucedió. Eran   poco más de las ocho, me disponía a lavar la vajilla de la cena y al mismo tiempo esperaba ansiosa la llamada nocturna que siempre me hacía. Llamada  similar  a las de las líneas calientes ya que los temas eróticos, sexuales e ideas de nuevas aventuras era lo único que por lo visto sabíamos hablar. Estaba en mí que hacer de repente suena mi celular,  corrí a contestarlo. A  pesar de mantener una relación con el de casi cinco meses aún me sentía nerviosa cuando conversaba con aquel galán; pero la alegría se tornó en tristeza, cuando conteste la llamada no escuche un hola o como estas, nada absolutamente nada, solo escuchaba al fondo la voz de una mujer diciendo, “dile” “habla” , un mal presentimiento presiono mi pecho, seguido a ello Marcos dijo: no puedo seguir contigo, no te amo, lo siento , fuiste un gran apoyo pero es mejor dejarlo hasta aquí y colgó sin decir nada más.
 Esa noche fue todo un calvario para mí. No  pare de llorar. Sentía  como mi autoestima de desmoronaba y la sensación de rechazo y abandono aumentaba mi dolor. A los pocos días me entere que Marcos se había casado con una treintona y lo peor era que  mi relación con el hizo que ella deseara regresar y decidieran casarse. Ya  sabrán que al enterarme de la noticia una vez más el mundo se vino abajo.

Con la ayuda de mi gran amiga Kyra logré superar esa difícil situación. A  pesar de  lo sufrido seguía creyendo en historias de amor eterno y cosas así. Sumado  a ello  las hormonas me acosaban. Me había acostumbrado a sesiones locas de sexo. Volviéndose muy pero muy necesario en mi vida. Por  lo tanto los sueños húmedos no se hicieron esperar.  Hubo uno en particular, lo recuerdo muy bien. En  el sueño me encontraba en una tienda de ropa, lo extraño del sueño es que era una boutique de ropa deportiva, ya que supuestamente yo era una jugadora de tenis. Compraba faldas y unas bandas para el cabello. El vendedor era un hombre asumo de unos cuarenta años muy guapo le pregunte por banditas de color rosado y dijo: están en el depósito y me pidió que lo acompañara a buscarlas. Eso  me pareció raro, pero accedí. Entramos al depósito, que era bastante grande a tal punto de parecer un laberinto. Caminamos  por un largo pasillo, al final del mismo pude ver que las bandas estaban en lo alto de las repisas. El  vendedor busco una pequeña escalera y tomo una caja llena de ellas para que pudiera elegir el tono adecuado. Mientras  miraba cada una de las bandas note me observaba de forma  lujuriosa. Su  mirada era penetrante. Le  pregunte que sucedía y este  se abalanzo sobre mí, besándome y tocándome, mientras yo gritaba asustada y sumamente excitada. Metió  sus manos  dentro de mi panti y empezó acariciar mi clítoris, sacaba la mano y se lamia los dedos mientras me gritaba esto querías zorra. Recuerdo  que me desperté toda mojada y sudando. Que  sueño más delicioso y extraño a la vez



MR. BRAXTON



Culmine mis estudios universitarios y empecé a trabajar en una empresa multinacional portuaria como contadora. Mi  primer día fue  estresante pero llevadero. Tenía  un jefe exigente y perfeccionista. Me  hacía escribir hasta tres veces el mismo informe.  El  Sr Braxton era un hombre joven de treinta años, de piel oscura, como decimos en mi país un hombre negro, tenía una apariencia imponente que hacia recordar a los jugadores de fútbol americano. Su  tono de voz era seductor y profundo y lo que más llamaba la atención eran sus enormes manos muy bien cuidadas pero grandes al fin que hacían que su Rolex pareciera una pulsera de juguete.

Cada día mejoraba mi desempeño laboral. Había  adquirido varias técnicas para hacer mi labor más  eficiente. Tenía  compañeros agradables y una que otra bruja por colega, nada que no pudiese manejar. Pronto logré llamar la atención del jefe. Claro  pensaba que era por la calidad de mi trabajo. Lastimosamente   más adelante descubrí que no eran  exactamente mis dotes profesionales los que me hacían  merecedora de tres ascensos en menos de un año. Al  cumplir los diez meses ya era la supervisora de personal con un salario el triple de cuando inicie. Me  convertí en la comidilla de las amargadas de la oficina y la burla de mis colegas varones que no disimulaban cuando decían que cualquiera con buenas nalgas y un buen par de tetas conseguía lo que fuera. A  pesar de todo trataba de ignorar todas las tonterías que decían  ya que Sr Braxton jamás me había insinuado nada así que no me preocupe.
__Prepárate salimos en treinta minutos nos reuniremos con los de YELLOX International, como sabes estamos en negociaciones para lograr  fusionar  ambas compañías__ dijo el Sr Braxton. Fuimos  en su auto convertible, un hermoso Lamborghini cosa que me pareció inusual, ya que siempre salíamos en su limosina con chofer. En la reunión todo transcurrió con normalidad. La fusión se concretó,  así que el jefe estaba muy alegre. Al  terminar me invito a celebrar, la verdad no  deseaba ir no quería  dar armas a mis colegas contra mí. Como  decirle al jefe que NO.
 Me llevo al mejor restaurante de la ciudad. Nos  sentamos en una de las mesas ubicadas frente al mar. La  vista era fantástica, dándole ese aire romántico al momento.
__ ¿Tienes novio, pareja, alguien que acompañe tu vida?__ pregunto. Aunque su pregunta me pareció fuera de lugar decidí contestar.
__ No nadie, la verdad no tengo suerte para el amor o simplemente no ha llegado el indicado__ le conteste.
__Me es difícil creerte, eres muy hermosa y sexy. Espero  no ofenderte__ dijo Mr. Braxton.
Aquellas palabras hicieron que saliera de mí una pequeña carcajada, ya que para mí esas palabras no eran nada nuevo, estaba acostumbrada a escuchar halagos de ese tipo, habiendo llegado a la conclusión que era la clase de mujer que no nació para ser amada y que mi fin en este mundo era servir para satisfacer los deseos de aquellos hombres sin corazón a los que no les importa los sentimientos ni mucho menos sienten algún remordimiento por engañar el corazón de una mujer.
___ ¿Cuál es el motivo de tu risa?___ pregunto.
A lo que rápidamente conteste las apariencias engañan, la  supuesta belleza que vez en mí, no es sinónimo de felicidad.
La velada transcurrió sin sobresaltos. De vez en cuando notaba una mirada lasciva de su parte. Sin embargo sus palabras no insinuaban nada.
__Creo que es hora de irme__ dije, a lo que el asintió.
Camino a mi apartamento, el cual estaba ubicado en las afueras de la ciudad. Note  como aquel hombre disminuía la velocidad, a tal punto de parecer que fuésemos en un cortejo fúnebre.  Al cabo de unos minutos doblo en un callejón oscuro y solitario. Detuvo  su flamante auto. Saco  la chequera de su bolsillo y me pregunto  cuanto quería por pasar la noche con él. Al oír sus palabras me llene de ira. Acaso tengo cara de puta. Empecé a gritarle toda clase de improperios y amenazas. Le  dije que lo acusaría de violación si no me llevaba en el acto a mi casa.  También le decía que lo demandaría por acoso. Para  mi sorpresa aquel magnate de piel oscura solo se limitó a escucharme, con una mirada tranquila, no parecía importarle y mucho menos afectarle todas las barbaridades que salían de mi boca. Se  acercó suavemente y susurrándome al oído dijo: solo di la cantidad, entonces puso la chequera en mis manos y dándome su elegante pluma bañada en oro la cual tenía su apellido grabado en ella.
__Apresúrate, no tengo toda la noche__ dijo.
En ese momento pasaron toda clase de pensamientos por mi cabeza. Necesitaba  dinero. Vivía  en un viejo apartamento, sin aire acondicionado; haciendo que el verano fuera un infierno. Mi auto era del 85, se movía de milagro. Tenía  la deuda universitaria. Ya  que tuve que estudiar con préstamos. Mis  padres dependían de mí ya qué eran mayores y nunca tuvieron empleos fijos en su juventud. Sabía que si accedía me convertiría en una prostituta. Aunque también pensaba que en esta vida nadie es santo. Todas las mujeres tienen  algo de zorra y todos los hombres son perros, así que deje el falso pudor a un lado y acepte.
 En menos de cinco minutos me encontraba de pie junto a  la ventana de su pent-house frente al mar. Tenía un gusto exquisito. Había pinturas en todas las paredes. Se notaba que la decoración era ambientada en Marruecos su país natal. Su padre  es marroquí y su  madre egipcia. Su familia es dueña de la mitad de marruecos tienen inversiones por todo el mundo. Siendo Panamá el punto de expansión hacia América Latina.
__Ven conmigo__ dijo Robert. Ese era su nombre. Caminando  hacia la piscina que estaba ubicada en la terraza se detuvo al borde y empezó a desvestirse.
__Mira lo hermosa que esta la noche__ dijo.
__¿Será que  la Luna es nuestra cómplice ?__ pregunto pícaramente.
__Si es muy hermosa tu apartamento tiene una espectacular vista. Desde el mío solo alcanzo a ver las paredes de algunos edificios que deben estar a punto de caer__ dije.
Mientras le hablaba de mi triste vivienda el continuaba desvistiéndose. Oh  por Dios nunca había visto de cerca de un hombre con tal físico, semejantes proporciones. Mi ex novio era alto, pero nada que ver con Robert. La  forma en que la luz de la luna se reflejaba sobre este exquisito semental de ébano me hacía temblar, haciendo que la emoción y a la vez temor se apoderara de mí. Y  todavía no había visto nada, el guapo titán negro bajo sus pantalones junto a su ropa interior, dejando ver para mi dicha y tortura un gran y carnoso miembro sentí que me desmayaba. Pensé  en huir de aquel sitio. Jamás  había tenido sexo con alguien tan dotado y menos un mandingo.
__Te quedaras allí congelada toda la noche o vendrás aquí __dijo Robert lanzándose al agua.
Ver su cuerpo mojado me hacía recordar el chocolate líquido que tanto me gusta sobre el helado, galletas o con la leche. Seguía totalmente sumergida en mis pensamientos, solo observando aquella imagen, pero sabía que debía despertar y asumir mi deber. Empecé a desvestirme, estaba tan nerviosa que no pude desabrochar mi sostén así que me lo quite como si fuera una camiseta. Baje mi falda quedando vestida solo con una pequeña panti de encaje rojo, entonces camine hacia el borde de la piscina y antes que pudiese sumergirme Robert me ordeno que me quitara la panti para que no se  mojara. Así lo hice, en ese momento me sentí tan desprotegida. No  tenía el control de la situación cosa que odiaba. Podía  ver cómo me miraba sin el más mínimo recato, llego al punto de saborearse mientras extendía su mano para que descendiera rápido al agua.
Dentro del agua el procedió acercarse lentamente. Me sujeto  la cintura apretándome fuerte. Pensé me desmallaría, mi corazón golpeaba  el pecho con fuerza. Era  como si mil caballos galoparan dentro. Robert inclino su cabeza y lentamente acerco su boca a la mía, separo mis labios con su lengua y la metió en mi boca, sus besos eran calientes y podía sentir el sabor del vino en su boca, que besos más jugosos me daba. Ohh  que delicia el solo recordarlo.
__Te voy a dar la cogida de tu vida__  dijo en tono de voz bajo y ese acento enloquecedor.
Cuando lo escuche pude sentir como mis jugos vaginales se desbordaban. La  excitación en mi crecía al punto máximo.  No  resistía más gemía y me estremecía entre sus brazos. Continuo besándome, bajo a mi cuello, de momento metió su lengua en mi oído aleluya, que momento. Sentía  que ya no era yo, él estaba a punto de sacar todo lo perverso  que llevaba dentro. Bajo  aún más hasta centrarse en mis senos. Mientras  los miraba pregunto si eran implantes a lo que orgullosa conteste  que no, al oír esto su mirada cambio, vi como sus ojos se tornaban rojos de lujuria. Comenzó a mordisquearlos y a chupar mis pezones con tal frenesí que me hizo gritar. Mis  gemidos y gritos se escuchaban a gran distancia eso hacía que el intensificara más sus caricias. Me  levanto con fuerza y me sentó en el borde de la piscina. Abrió  mis piernas dejando mi vagina totalmente al descubierto. Me  ordeno que mantuviera mi cuerpo semi sentado. Él  quería que pudiera observar cómo me daba sexo oral. Las caricias continuaron. Su  lengua se posó en mi clítoris. No  dejaba de moverlo de un lado a otro, lo succionaba suave pero firmemente. Que  delirio aquel, pensé que perdería el conocimiento, ya no podía ver con claridad, lo que aquel hombre de chocolate me hacía. Borrosamente  lograba ver su lengua entrar y salir de mi vagina, como sus labios apretaban y sus dientes mordisqueaban mis carnosos labios mayores.
__Ya no aguanto__
__Pide que  lo meta__
__Hazlo__ Pude balbucear casi sin aire.
__Haz que__ Pregunto Robert intensificando aún más sus ricas chupeteadas-
__Mételo,  cógeme ya__
__ ¿segura?__
__SI, SI, SI__
Me agarro por las caderas llevándome otra vez dentro del agua. Tenía  su pene erecto, duro como roble. Me  sujeto por la nuca enredando mi cabello en su mano con la otra apretó su cuerpo contra el mío y con un movimiento algo brusco  pero delicioso penetro mi ser. Yo estaba tan lubricada, que ese enorme pene, entro sin dificultad. El solo imaginar su tamaño, y aspecto hizo que empezara a gemir con más intensidad. Lo  apreté contra mí con tal deseo que sus movimientos se vieron limitados por un momento. Entonces agarro mis brazos los llevo a mi espalda y continúo su desaforado ataque.
__¿Esto querías, perra?__
__Si, Si, cógeme así. Dame duro no te detengas__ escucharlo decirme perra termino de transformarme. Perdí cualquier pudor o vergüenza.
Minutos después empecé a sentir como una corriente de calor  recorría todo mi  cuerpo. Estaba  a punto de correrme. Mi  vagina empezó a palpitar, mi respiración se entrecortaba, mi piel ardía de pura pasión, Robert supo que estaba a punto de alcanzar el clímax. Entonces  metió un dedo dentro de mi culo, cuando sentí aquella presión en un lugar  jamás explorado, mi cuerpo empezó a estremecerse, no podía contenerme. Movía  su dedo suavemente al mis tiempo que continuaba metiendo y sacando aquella verga dura y firme. En  segundos mi cuerpo estalló mis gemidos casi rompen sus oídos. Parecía  una perra en celo. La  verdad yo era una maldita puta deseosa de que me rompieran el culo. Me  deje correr. Que  placer aquel, había tenido orgasmos pero jamás algo tan intenso y sobrenatural como eso. Cuando  el vio que me corría  apretó mis caderas con fuerza hacia su pene propinándome un brutal azote, lanzo un leve quejido mientras disfrutaba el orgasmo. Sorpresivamente  mi  nuevo amante salió de la piscina sin decir nada. Camino a su dormitorio. Su actitud me confundió, no sabía si ir tras de él o esperarlo. Permanecí  impaciente mirando hacia sus aposentos por unos cuantos minutos que para mí fueron horas. Entonces  vi cómo  se acercaba a la puerta de vidrio que separaba su recamara del balcón, entreabrió y me dijo que si pensaba dormir dentro del agua. Apenada  salí lo más rápido que pude del agua y tome mis ropas, el tomo asiento en un hermoso sillón blanco que  frente  a la cama. Sacó  un habano de una caja color cobre, que tenía sobre la mesa blanca que acompañaba su sillón. Mientras  me vestía el observaba todos mis movimientos y aspiraba su finísimo tabaco. Cuando termine de vestirme, Robert saco de su bolsillo, la chequera volvió a tomar bolígrafo exquisitamente tallado con su nombre colocándolo sobre la mesa.

__Escribe la cantidad  que desees __ dijo con un tono de voz prepotente y despreocupado